Estamos claros que algo usado no tiene las mismas garantías que su homólogo nuevo, un producto sin estrenar tiene por delante toda la vida útil que se supone que aguantará siempre y cuando se cumplan con las recomendaciones del fabricante. Si por alguna razón, presenta cierta avería en su primera etapa de vida, es decir, dentro de un periodo determinado, de inmediato es reemplazado por otro nuevo.
No obstante, algo similar se está exigiendo hoy día a quienes se dedican a la comercialización de mercancía de según da mano, a tal punto que la legislación española así lo estipula, por supuesto, no será sustituido por el fabricante pero sí debe ser reconocido por el vendedor. Así pues, si adquirimos un producto usado que tenga garantía, si muestra alguna falla hay que acudir nuevamente para que nos devuelvan el dinero o para que sea sustituido por otro en perfectas condiciones.
Esta forma de mercadeo ha operado muy bien con los establecimientos de desguaces, cuyas empresas se dedican a comprar vehículos que se creen inservibles, bajo la esperanza de recuperar varias de sus piezas. Y no se trata simplemente de soñadores que viven de ilusiones, en efecto, el número de repuestos que se extraen es significativamente elevado. Esto demuestra la rentabilidad de este tipo de establecimiento.
Pero no todos los desguacen experimentan el mismo éxito, indudablemente hay un gran riesgo el apostarle a la compra de coches viejos o siniestrados, la experiencia y la trayectoria ha convertido a muchos de estos inversionistas en visionarios, que ven más allá de un vehículo en estado deplorable.
Para triunfar en este negocio es necesario invertir en maquinarias de última generación, en formación para los empleados, en adecuación de las instalaciones, en obtener certificados que optimicen sus operaciones y les permitan ofrecer mercancía de alta calidad aunque sea usada.
Por otra parte, se ha demostrado que aquellos que se especializan en un área obtienen mejores resultados porque se enfocan en menos productos, por lo tanto, se perfeccionan y logran entender y satisfacer a sus clientes de la mejor manera, quienes se convierten en referentes de tales locales.
Así pues, es cuestión de saber escoger el establecimiento que tenga buen prestigio, que sea confiable para que nuestra experiencia en la compra de un motor de segunda mano resulte satisfactoria. Si a otros les ha ido mal, no tiene porqué repetirse esa historia en nosotros.