Publicada en

La importancia de un corcho

Aunque parezca mentira, los corchos de vino son de vital importancia para la buena conservación de un buen vino. Estos sirven para que el vino se oxigene demasiado, o que el moho o las bacterias acaben formando parte de nuestra bebida. Por eso es importantísimo que el corcho sea de buena calidad, sobre todo en vinos de muy buena cuna.

Los corchos tienen un larguísimo proceso hasta que se convierten en tapones, no creáis que vienen con la forma ya hecha, son tratados y tratados otra vez  y de nuevo tratados para conseguir el mejor tapón del mejor corcho. Según un cálculo de bodegueros  españoles, se embotellan alrededor de diez mil millones de botellas al año.

En España se producen los mejores corchos para botellas, ya que en provincias como Cádiz, Málaga y Sevilla es donde se crían los alcornoques, árbol del que se extraen los corchos para los tapones, así que somos una de las grandes cunas de los corchos. Ahora bien, un alcornoque tarda aproximadamente treinta años en producir corcho de buena calidad, y tras esto, otros ocho años para regenerarse y volver a producir. El corcho se obtiene en forma de láminas, y es puesto a secar durante varios meses para qué pierda toda la humedad, tras esto se mete en agua muy cliente para que adquiera una mayor elasticidad, tras este largo proceso las láminas son cortadas con las medidas adecuadas para conseguir corchos de todos los tamaños deseados.

Para cada vino hay un corcho específico, hay corchos naturales para vinos de reserva, aglomerados para los vinos espumosos y crianzas, sintéticos para vinos jóvenes…y así podríamos enumerar unos cuantos porque para gustos los colores.

Los corchos además de formar parte de nuestra cultura, porque permiten que tengamos unos muy buenos vinos, son maravillosos para las personas que reciclan todo lo que cae en sus manos, los corchos son un mundo de posibilidades, ya que con ellos se pueden realizar verdaderas maravillas, con un poco de pegamento y un mucho de imaginación, lo que antes era una caja llena de corchos hoy se ha convertido en una alfombrilla, unos salvamanteles muy prácticos o en cualquier objeto decorativo que se nos ocurra. Hoy en día y gracias a internet podemos encontrar innumerables videos explicativos de cómo convertir los corchos en cuadros o lámparas, que con un poco de pintura, podremos utilizar en nuestras casas.