Hoy en día nos siguen hablando de una crisis existente que nos cuesta acabar de creer, las noticias nos advierten de un paro en descenso y de playas que parecen auténticos hormigueros. Evidentemente nos da la sensación de que no hay tanta crisis como parece, ayer sin ir más lejos leía un artículo en el que el titular nos hablaba de una España enfadada de vacaciones, al parecer según sus cálculos un treinta y nueve por ciento de las familias españolas no se pueden permitir irse de vacaciones al menos una semana al mes. Cabe decir que cuesta creer cuando nos damos cuenta que los aviones y aeropuertos siempre andan colapsados, los hoteles hasta la bandera, cientos de restaurantes con largas colas para poder comer, si nos damos cuenta es así como vemos demasiado lejos a esas familias que viajaban por un día acarreando con la tortilla, la nevera, los refrescos, la sangría y cientos de cosas hinchables que usaban los niños para la playa.
Si nos damos cuenta la visión que tenemos de las vacaciones dista mucho de lo que en realidad estamos viendo, nos cuentan que a la gente le cuesta llegar a fin de mes, que compra en varios supermercados en busca de las ofertas, que hace uso de la segunda mano como si otra cosa no existiera, y que la moda de utilizar sitios como desguaces otoniel se ha convertido sin duda en la nueva moda. España se ha convertido en un país en el que prevalece la austeridad son muchas las familias que hacen ver que es la pura realidad, familias que no hacen otra cosa que ahorrar cada día en pro de poder irse de vacaciones aunque solo sean pocos días. Por eso se nos hace raro ver artículos como ese en el que nos dicen que no todo el mundo se puede ir de vacaciones, creo que el porcentaje es mucho menos y que cualquiera saca de donde sea para ir unos días a la playa. En definitiva lo que saco de todo esto es que me quedo con lo que veo y no con estadísticas que creo que no tienen sentido alguno, ya que como suelen decir y creo que s muy cierto una imagen vale más que mil palabras, por lo que a los hechos me remito, cada uno después que saque sus propias conclusiones.